GUARDADOS POR SU PALABRA

En la vida cristiana, todo depende de la palabra de Dios. Es cierto que Dios es poderoso para guardarnos sin pecar –y tal es su deseo–; pero eso debe tener lugar mediante su palabra. Leemos, "por la palabra de tus labios yo me he guardado de las vías del destructor". "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti". Tal es el camino que Dios ha establecido, y ningún otro lleva a su cumplimiento.

No es que sea el único camino porque Él decidió arbitrariamente que tal debía ser, para poner luego a los hombres bajo la obligación de seguirlo. Su palabra es el camino de la salvación y el camino de la santificación (el vivir del cristiano), porque esa es la manera en la que Dios obra; es así como se manifiesta a sí mismo. En el principio creó todas las cosas por su palabra; es por ella que hace del hombre una nueva criatura; y será por su palabra como creará nuevamente este mundo y todas las cosas que le pertenecen. "Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de su boca por el espíritu de su boca… porque Él dijo, y fue hecho; Él mandó, y existió". "Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas… y díjome: Hecho es".

No es solamente que los mundos fuesen creados por la palabra de Dios: además, son sustentados igualmente por ella. "Los cielos fueron en el tiempo antiguo, y la tierra que por agua y en agua está asentada, por la palabra de Dios; por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua: Mas los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra". De la misma forma, el cristiano no es solamente hecho una nueva criatura por la palabra de Dios, sino que es guardado, sustentado y alimentado para su crecimiento, por la misma palabra. Dios sostiene "todas las cosas" por su poderosa palabra, y el cristiano no es menos parte de todas esas cosas, que cualquiera de los mundos.

Nadie puede poner en duda que es el Señor quien mantiene a todos los mundos en su lugar. Pero el Señor no sólo guarda y sostiene los mundos, sino "todas las cosas". Eso es tan cierto para el cristiano, como para cualquier estrella del firmamento, o para cualquier mundo del universo. Nadie pondrá en duda que es el Señor quien guía y sostiene las estrellas y los mundos, por su palabra. De igual modo, la palabra del Señor es la que sostiene y guía al cristiano por el buen camino.

Todo el que profesa el nombre de Cristo, debe creer y depender de lo anterior. Tú y yo no podemos mantenernos por nosotros mismos en el buen camino, más de lo que podrían hacerlo la tierra o el sol. El cristiano depende tan ciertamente como los astros de la palabra de Dios, de forma que el cristiano es tan ciertamente guardado en el camino del Señor, como lo es cualquier otro planeta del universo. Está escrito que Dios "es poderoso para guardaros sin caída", y añade, "siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". "Se afirmará, porque el Señor tiene poder para sostenerlo".

Oh, cristiano que luchas y desfalleces, ¿no te parece esa palabra que sostiene los mundos infinitos poderosa para sostenerte a ti? Confía en esa palabra. Depende incondicionalmente de ella. Reposa sobre ella por completo, y hallarás descanso en ella. Confía en que el Señor te sostiene, como sostiene al sol. Su palabra es la que sostiene al sol, y Él te habla una y otra vez, diciéndote: "no temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo. Siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". Te guardaré, mío eres tú. "No te desampararé, ni te dejaré". No te dejaré hasta que haya obrado en ti lo que mi palabra te ha dicho.

"La palabra de Dios es viva y eficaz". Significa que rebosa poder y vida, para hacer por ti, contigo y en ti, todo lo que la palabra dice. Cree en esa palabra, confía en ella: es la palabra del Dios viviente, la palabra del Salvador compasivo. "Recibid con mansedumbre la palabra ingerida, la cual puede hacer salvas vuestras almas". "Ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia; que es poderosa para sobreedificaros". "La palabra de Cristo habite en vosotros en abundancia". "Gracias a la fe, sois guardados por el poder de Dios". El poder de Dios se hace manifiesto mediante su palabra, por lo tanto, su palabra es poderosa. La fe viene por el oír la palabra de Dios; por lo tanto, es la palabra fiel, la palabra de fe. Cuando dice que gracias a la fe somos guardados por el poder de Dios, no es sino otra forma de decir que sois guardados por la palabra de Dios "para alcanzar la salvación que será revelada en el último tiempo". Cree esa palabra, confía en ella, y experimenta su poder para sostenerte.
Review and Herald, 13 octubre 1896

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